Hoy tú vendrás hacia mí.
Hoy por fin comprenderé
por qué es tan triste y extraña
la soledad con la luna.
Pálida te detendrás
y en silencio te quitarás la capa.
¿No es así como la luna
se levanta del bosque tupido?
Hechizado por la luna,
encadenado por ti,
seré feliz con mi vida,
las tinieblas y el silencio.
Así la bestia de las selvas tristes
al sentir la primavera
escucha el susurro de las horas
y mira pasar la luna.
Cautelosa se desliza en el barranco
a despertar los sueños de la noche
y su paso ágil arregla
con la marcha de la luna.
Como ella quiero callarme,
mirar y languidecer,
guardando solemne silencio,
tu silencio, oh, Noche...
Y habrá muchas lunas claras
en mí y a mi alrededor;
pálida costa de dunas
se abrirá llamándome.
El mar verde y rumoroso
me traerá de las tinieblas
corales, flores y perlas,
dones de tierras lejanas.
Y el aliento de mil seres
desvanecidos hace mucho tiempo,
y el sueño obscuro de las cosas mudas,
y el estrellado vino.
...Partirás y escucharé
el último canto de la luna
y veré de nuevo cómo surge el día
sobre la calma de las dunas pálidas.
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