10 noviembre 2011

El nombre de las horas






En estas horas mías -que parecen ajenas-,
cuando busco mi rostro en la faz del momento,
tu nombre se repite al ritmo de mi aliento
y recurre el trayecto de la sangre en mis venas.

Te nombro y casi no, es un murmullo apenas,
y casi no, no más que un exiguo fragmento
que navega los mares, llevado por el viento,
hasta alcanzar tu orilla, al ras de tus arenas.

Digo tu nombre usando las claves del sigilo
en los modos que sé de enseñar a la nada
el lugar donde el eco resuena en doble filo.
 
Te nombro desde un páramo con carencia de auroras
como quien dice un rezo, el pecho en la callada,
como quien dice al tiempo el nombre de las horas.

 

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bello,que profundo y con gran devoción.Kadin

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